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jueves, 25 de febrero de 2016

Viernes 26 de febrero
Lo que obro no lo sé. Porque lo que deseo, esto no lo practico; sino que lo que odio es lo que hago (Rom. 7:15).

Satanás sabe que tenemos malas inclinaciones. Cuando se aprovecha de ellas para atacarnos, seguir fieles a Jehová se convierte en un enorme desafío (Juan 8:44-47). Pensemos en una persona que, por estar tan absorta en el placer del momento, acabó haciendo algo que nunca creyó que haría. ¿Cómo llegó a esa triste situación? Es probable que, poco a poco, su corazón se volviera menos sensible a la voz de Jehová. Una de dos: o bien no se dio cuenta de las señales que le advertían lo que estaba pasando, o bien decidió pasarlas por alto. Por ejemplo, quizás dejó de orar, ya no predicaba tanto como antes o empezó a perderse reuniones. Con el tiempo, su deseo pudo más y la llevó a hacer algo que sabía que estaba mal. ¿Cómo podemos nosotros evitar ese terrible error? Estando atentos a cualquier señal de advertencia y haciendo rápidamente los cambios necesarios. w14 15/8 4:8

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