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sábado, 27 de febrero de 2016

Sábado 27 de febrero
Debes conocer bien la apariencia de tu rebaño (Prov. 27:23).

La vida de un pastor en el antiguo Israel no era nada fácil. Tenía que soportar el frío o el calor y proteger a su rebaño tanto de depredadores como de ladrones. Constantemente examinaba a las ovejas, y si alguna estaba enferma o se había lastimado, se ocupaba de ella. Estaba pendiente sobre todo de los corderitos, pues eran más frágiles que las ovejas adultas (Gén. 33:13). En algunos aspectos, los padres cristianos son como pastores. Necesitan desplegar las cualidades de un buen pastor. Un buen pastor examina cuidadosamente a cada oveja para asegurarse de que está sana. En sentido figurado, usted puede hacer lo mismo con sus hijos. Para conocerlos bien, tiene que estar al tanto de lo que hacen, piensan y sienten. ¿Cómo puede lograrlo? Hablando a menudo con ellos. w14 15/9 3:1-3

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