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lunes, 15 de febrero de 2016

Martes 16 de febrero
Estoy agradando a toda la gente en todas las cosas, no buscando mi propia ventaja, sino la de los muchos, para que se salven (1 Cor. 10:33).

Cuando llamamos a una casa, siempre debemos mostrar respeto por la persona con la que hablamos. Si encontramos a alguien dispuesto a escucharnos, debemos darle un buen testimonio, pero sin abusar de su hospitalidad. Quizás haya reservado ese tiempo para hacer alguna otra cosa que considera importante. Si dice que está ocupado, podemos prometerle que seremos breves... y cumplir con nuestra palabra (Mat. 5:37). Al acabar la conversación, conviene que le preguntemos cuándo le iría bien que lo visitáramos. A algunos publicadores les ha dado buenos resultados decir: “Me gustaría volver a visitarlo. ¿Sería mejor que lo llamara o le enviara un mensaje de texto antes de venir?”. Cuando nos adaptamos al horario de la gente, seguimos el ejemplo de Pablo, quien afirmó lo que leemos en el texto de hoy. w14 15/5 2:13

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