Jueves 4 de febrero
Cuando alguien responde a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación (Prov. 18:13).
Al hablar de la Biblia con alguien, tratemos primero de determinar qué es lo que en realidad piensa. De otro modo, quizá pasemos mucho tiempo rebatiendo algo que, de todas formas, la persona no cree (1 Cor. 9:26). Preguntar con prudencia nos ayudará a averiguar por qué una persona cree lo que cree. Por ejemplo, si en nuestro ministerio alguien nos dijera que no cree en Dios, ¿qué podríamos pensar? Sería fácil suponer que está influido por enseñanzas que son populares en este mundo, como la teoría de la evolución (Sal. 10:4). Sin embargo, hay quienes han perdido la fe en Dios por lo mucho que han sufrido ellos o han visto sufrir a otros. Les cuesta aceptar que un Dios de amor pueda permitir todo ese sufrimiento. Por lo tanto, una pregunta bien pensada puede servirnos para ver cuál será la mejor forma de ayudarlos (Prov. 20:5). w14 15/5 1:3, 5
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