Domingo 21 de febrero
Simplemente teníamos que gozar y tener regocijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y llegó a vivir (Luc. 15:32).
La ilustración del hijo pródigo da una fuerte motivación a los que han dejado la verdad para regresar a Jehová sin demora. Puede que se sientan agotados en sentido espiritual, avergonzados, y que el camino de retorno les parezca difícil. Pero el esfuerzo vale la pena, pues hasta en el cielo habrá alegría cuando regresen (Luc. 15:7, 11-32). No queremos ser “justo[s] en demasía”, de modo que no recibamos a pecadores que vuelven arrepentidos. Ser así nos causaría ruina espiritual (Ecl. 7:16). Otra lección es que debemos ver al que abandona la congregación como “una oveja perdida”, no como un caso perdido (Sal. 119:176). Si encontramos a una persona que se ha apartado de la congregación pero no está expulsada, ¿la ayudaremos de manera amorosa para que regrese? ¿Avisaremos cuanto antes a los ancianos para que ellos también la ayuden? Lo haremos si queremos aplicar con sabiduría la lección que dio Jesús con esta parábola. w14 15/12 2:12, 14, 15
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