Sábado 6 de febrero
El fundamento sólido de Dios queda en pie, y tiene este sello: “Jehová conoce a los que le pertenecen”, y: “Que renuncie a la injusticia todo el que nombra el nombre de Jehová” (2 Tim. 2:19).
En tiempos del apóstol Pablo, algunos hombres que se llamaban cristianos adoptaron enseñanzas falsas; sin embargo, seguían reuniéndose con la congregación. Aunque a simple vista podían parecer iguales a los demás cristianos, su apostasía representaba un peligro para los fieles. Eran lobos con piel de oveja que estaban debilitando “la fe de algunos” (2 Tim. 2:16-18). Pablo estaba totalmente seguro de que Jehová podía ver la diferencia entre quienes lo adoraban sinceramente y quienes solo fingían hacerlo, y así se lo hizo saber a Timoteo cuando le escribió en su segunda carta inspirada. Tras referirse al daño espiritual que los apóstatas ya les estaban causando a algunos miembros de la congregación, señaló lo que leemos en el texto de hoy. w14 15/7 1:3, 4
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