Viernes 6 de mayo
David vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción (Hech. 2:31).
La Palabra de Dios había predicho que Jesús resucitaría. Por ejemplo, David habló de alguien, a quien llamó “leal”, que no sería dejado “en el Seol”, en la tumba (Sal. 16:10). ¿A quién se refería? En el Pentecostés del año 33 de nuestra era, el apóstol Pedro dejó claro que se refería a Jesús (Hech. 2:23-27). Una razón para creer en la resurrección es que muchas personas vieron a Jesús resucitado. Durante los cuarenta días que siguieron a su resurrección, se apareció a sus discípulos en el jardín donde estaba su tumba, en el camino a Emaús y en otros lugares (Luc. 24:13-15). En ocasiones habló con una sola persona —por ejemplo, con Pedro— y en otras se dirigió a varias. De hecho, ¡una vez se apareció a más de quinientas! Desde luego, nadie puede dudar de lo que vieron tantos testigos. w14 15/11 1:11, 12
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