Domingo 8 de mayo
Muéstrense agradecidos (Col. 3:15).
¿Por qué debemos tener cuidado para no perder el aprecio por la bondad de Jehová? Porque hemos heredado la tendencia a ser desagradecidos. Pensemos: Adán y Eva, nuestros primeros padres, vivían en un paraíso y tenían todas sus necesidades cubiertas y una vida eterna por delante (Gén. 1:28). Pero no lo valoraron; fueron codiciosos, quisieron más. ¿El resultado? Lo perdieron todo (Gén. 3:6, 7, 17-19). La gente en general es desagradecida, y su influencia podría hacer que perdiéramos de vista todo lo que Jehová ha hecho por nosotros. Podríamos dar por sentado el honor de ser sus amigos y ya no valorar el privilegio de formar parte de nuestra hermandad internacional. Es muy fácil dejarse enredar por este mundo que está a punto de desaparecer (1 Juan 2:15-17). Para evitar esa trampa, debemos meditar en nuestras bendiciones y agradecer a Jehová el privilegio de estar en su pueblo (Sal. 27:4). w15 15/1 1:5, 8
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