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miércoles, 4 de mayo de 2016

Jueves 5 de mayo
Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella (Gén. 3:15).

La mujer que produce la descendencia es “la Jerusalén de arriba”, la parte celestial de la organización de Dios, compuesta por las criaturas espirituales fieles (Gál. 4:26, 31). Como garantizó el pacto con Abrahán, la descendencia de la mujer traería bendiciones a la humanidad (Gén. 12:1-3). El pacto con Abrahán sienta la base legal para el Reino de los cielos. Abre el camino para que lo hereden el Rey y quienes gobernarán con él (Heb. 6:13-18). Continuará existiendo hasta que el Reino mesiánico destruya a los enemigos de Dios y todas las familias de la Tierra hayan sido bendecidas (1 Cor. 15:23-26). Sin embargo, Génesis 17:7 dice que es “un pacto hasta tiempo indefinido”, es decir, para siempre. ¿Por qué? Porque todos los que entonces vivan en la Tierra se beneficiarán eternamente. Como vemos, el pacto con Abrahán demuestra que Jehová está decidido a cumplir su propósito de que seres humanos justos “llenen la tierra” (Gén. 1:28). w14 15/10 1:6, 11, 12

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