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jueves, 12 de mayo de 2016

Jueves 12 de mayo
Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno (Col. 4:6).

En el ministerio quizás encontremos a alguien que cree que toda la gente buena va al cielo. Esta creencia sin duda influirá en su modo de interpretar la Biblia. Supongamos que acabamos de leer Revelación 21:4. La persona quizás piense que las bendiciones que allí se mencionan se refieren a la vida en el cielo. ¿Cómo podríamos ayudarla? En vez de leer otros textos bíblicos, podríamos dirigir su atención a unas palabras de ese mismo versículo, las que dicen que “la muerte no será más”, y preguntarle: “¿No le parece que para que algo no sea más, primero tuvo que existir?”. Probablemente dirá que sí. Entonces podríamos señalar que en el cielo nunca ha habido muerte; la gente solo muere aquí, en la Tierra. Lógicamente, pues, Revelación 21:4 tiene que referirse a bendiciones que se disfrutarán en la Tierra (Sal. 37:29). w14 15/5 1:11

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