Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella (Gén. 3:15).
¿Hasta qué punto llegaría esa enemistad? Jehová dijo que la descendencia de la mujer aplastaría “la cabeza” de Satanás y que este heriría “el talón” de la descendencia de la mujer. La enemistad entre Satanás y la mujer sería tan intensa que él trataría a toda costa de aniquilar a la descendencia de ella. No es de extrañar que el salmista clamara a Dios: “¡Mira!, tus mismos enemigos están en alboroto; y los mismos que te odian intensamente han levantado la cabeza. Contra tu pueblo astutamente continúan su habla confidencial; y conspiran contra aquellos a quienes ocultas. Han dicho: ‘Vengan y [destruyámoslos] para que no sean nación’” (Sal. 83:2-4). La meta de Satanás era contaminar y destruir la línea de antepasados de la descendencia. Con el objetivo de proteger a esa descendencia y garantizar que el Reino lograra sus fines, Jehová estableció acuerdos legales. w14 15/10 2:1, 2
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