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martes, 30 de agosto de 2016


Contemplas, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos; y todos son celosos por la Ley (Hech. 21:20).
Si deseamos que Jehová nos bendiga, debemos apoyar su organización y aceptar las actualizaciones de nuestra forma de entender las Escrituras. Veamos un ejemplo. Después de la muerte de Jesús, a miles de cristianos judíos se les hacía difícil dejar de seguir la Ley mosaica (Hech. 21:17-20). Pero en su carta a los Hebreos, Pablo los ayudó a aceptar el hecho de que habían sido santificados, no mediante los sacrificios que se ofrecían “según la Ley”, sino “mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre” (Heb. 10:5-10). Sin duda, la mayoría de aquellos cristianos judíos cambiaron su modo de pensar y progresaron espiritualmente. ¿La lección? Nosotros también debemos estudiar la Biblia con cuidado y aceptar con mente abierta cualquier cambio en nuestra forma de entender la Palabra de Dios o en los métodos de predicación. w14 15/5 4:15

domingo, 28 de agosto de 2016


Más amarga que la muerte hallé a la mujer que es ella misma redes para cazar, y cuyo corazón es redes barrederas, y cuyas manos son grilletes (Ecl. 7:26).
En los días del rey Salomón, el amor verdadero era difícil de encontrar. ¿Por qué? Él mismo dijo: “Un hombre [decente] entre mil he hallado, pero una mujer entre todas estas no he hallado. ¡Ve! Esto solo he hallado, que el Dios verdadero hizo a la humanidad recta, pero ellos mismos han buscado muchos planes” (Ecl. 7:27-29). Debido a la influencia de las mujeres extranjeras que adoraban a Baal, las normas morales de los israelitas habían decaído tanto que al rey le costaba encontrar a alguien con principios. Sin embargo, el poema que él mismo había escrito veinte años antes —El Cantar de los Cantares— prueba que el amor verdadero es posible. También describe cómo es este amor y cómo se demuestra. Estemos solteros o casados, todos podemos sacarle mucho provecho a este libro de la Biblia. w15 15/1 5:2

sábado, 27 de agosto de 2016


Symeón (Pedro) ha contado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre (Hech. 15:14).
En una reunión del cuerpo gobernante celebrada en el año 49, el discípulo Santiago dijo lo anterior. Este nuevo pueblo que llevaría el nombre de Jehová incluiría tanto a judíos como a no judíos (Rom. 11:25, 26a). Más tarde, Pedro escribió: “En un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios”. Y explicó cuál sería su misión cuando les dijo: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa” (1 Ped. 2:9, 10). Tenían que alabar públicamente a Jehová y declarar su nombre. Tenían que ser valientes testigos de su Dios, el Soberano del universo, hasta la parte más distante de la tierra” (Hech. 1:8; Col. 1:23). w14 15/11 5:6, 7

jueves, 25 de agosto de 2016

Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada (1 Cor. 15:26).
Cuando fueron creados, Adán y Eva no tenían enemigos. Eran perfectos y vivían en un paraíso. Como hijos del Creador, disfrutaban de una relación muy cercana con él (Gén. 2:7-9; Luc. 3:38). La comisión que Dios les encargó indicaba cuánto tiempo iban a vivir (Gén. 1:28). Para cumplir el mandato “llenen la tierra y sojúzguenla”, no era necesario que vivieran para siempre, pero para seguir cuidando de “toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”, sí era necesario. Adán y Eva podrían haber seguido realizando esa labor por toda la eternidad. Aunque tenían la perspectiva de vivir para siempre, Adán y Eva no eran inmortales. Para seguir vivos tenían que respirar, comer, beber y dormir. Lo que es más, su existencia dependía de su relación con Jehová, quien sostenía su vida (Deut. 8:3). A fin de seguir disfrutando de la vida tenían que aceptar la guía de Dios. w14 15/9 4:1, 3

martes, 23 de agosto de 2016


El que piensa que está en pie, cuídese de no caer (1 Cor. 10:12).
Pensemos en el rey David del antiguo Israel. De joven venció a Goliat, el gigante filisteo. Con el tiempo fue soldado y rey de una nación, y como tal la protegió y tomó muchas decisiones importantes. Pero cuando confió en sí mismo, su corazón lo traicionó, de modo que cometió un pecado muy grave con Bat-seba y hasta se encargó de que mataran a su esposo, Urías. Felizmente, cuando Jehová lo corrigió, fue humilde, admitió su error y recuperó su amistad con él (Sal. 51:4, 6, 10, 11). Sigamos el consejo que se encuentra en el texto de hoy y no nos confiemos. Puesto que somos incapaces de “dirigir [nuestro] paso”, acabaremos siguiendo, o bien la voz de Jehová, o bien la de Satanás (Jer. 10:23). Por lo tanto, oremos sin cesar y sigamos la guía del espíritu santo. Sí, escuchemos atentamente la voz de Jehová (Isa. 30:21). w14 15/8 4:17, 18

domingo, 21 de agosto de 2016


Estas buenas nuevas del reino se predicarán (Mat. 24:14).
En 1919, poco después de la Primera Guerra Mundial, se abrió el camino para dar un testimonio a escala global sobre el medio de salvación de Dios y las buenas noticias del Reino establecido. Los cristianos ungidos aprovecharon esa oportunidad, y miles de personas más abrazaron la verdad y fueron ungidas para gobernar con Cristo en el cielo. A partir de mediados de los años treinta se vio claramente que Cristo había empezado a reunir a millones de sus “otras ovejas”, que compondrían “una gran muchedumbre” de personas de todas las naciones. Con la dirección de los cristianos ungidos, los miembros de esta gran muchedumbre también siguen el ejemplo de valentía de Jesús y declaran públicamente que la salvación se la deben a Dios y a Cristo. Por no cansarse de dar testimonio y seguir demostrando fe en el rescate pagado por Cristo, tendrán el privilegio de sobrevivir a “la gran tribulación” que pondrá fin al mundo de Satanás (Juan 10:16; Rev. 7:9, 10, 14). w14 15/7 4:10-12

sábado, 20 de agosto de 2016

Sábado 20 de agosto
Los ojos de Jehová están sobre los justos, y sus oídos están hacia su ruego (1 Ped. 3:12).

Entre los justos habrá “una gran muchedumbre”, una cantidad muy grande de personas, que saldrá de “la gran tribulación” (Rev. 7:9, 14). ¿Se imagina usted sobreviviendo a “la gran tribulación” junto con esa enorme multitud? ¿De dónde proceden los miembros de esa muchedumbre? Se les está reuniendo de todas las naciones en cumplimiento de lo que predijo Jesús como parte de la señal de su presencia: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). En los últimos días, esta es la obra principal de la que se ocupa la organización de Dios; gracias a esta obra de predicación y enseñanza, millones de personas han aprendido a adorar a Dios “con espíritu y con verdad” (Juan 4:23, 24). w14 15/5 4:6, 7

jueves, 18 de agosto de 2016


Si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe (1 Tim. 5:8).
El apóstol Pablo indicó que los hijos y los nietos deben “[pagar] la debida compensación a sus padres y abuelos” cuando estos ya no pueden cubrir sus gastos. Pero también animó a todos los cristianos a estar contentos con las cosas básicas —comida, abrigo y techo— en lugar de esforzarse constantemente por mejorar su nivel de vida o asegurar su futuro (1 Tim. 5:4; 6:6-10). Así que, para cumplir con el deber de “[proveer] para los que son suyos”, el cristiano no necesita hacerse rico en este mundo que pronto pasará (1 Juan 2:15-17). No permitamos que “el poder engañoso de las riquezas” o “las inquietudes de la vida” impidan a nuestra familia “asirse firmemente de la vida” en el justo nuevo mundo de Dios (Mar. 4:19; Luc. 21:34-36; 1 Tim. 6:19). w14 15/4 4:9

Las vírgenes que estaban listas entraron con él al banquete de bodas (Mat. 25:10).
Las vírgenes discretas no solo tuvieron que prepararse bien, también tuvieron que mantenerse alerta. No obstante, Jesús dijo que todas las vírgenes, las 10, “cabecearon y se durmieron”. ¿Qué quiso enseñar Jesús con esto? Que incluso alguien que desea mantenerse alerta pudiera quedarse dormido, es decir, debilitarse o distraerse, mientras espera su llegada. Los ungidos fieles se han esforzado mucho por seguir esta advertencia. En la parábola de Jesús, todas las vírgenes reaccionaron cuando escucharon: “¡Aquí está el novio!”. Ahora bien, solo las vírgenes discretas se mantuvieron alerta hasta su llegada (Mat. 25:5, 6; 26:41). En la actualidad, los ungidos se han mantenido alerta y han reconocido la señal que demuestra que el Novio está a punto de llegar. w15 15/3 2:2, 9

martes, 16 de agosto de 2016


Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros (Col. 3:13).
Otro de los bloques para construir un matrimonio que dure es el perdón. Si llevan la cuenta de errores pasados y los usan como municiones para nuevos ataques, el matrimonio sufre mucho. Igual que las grietas debilitan un muro, los sentimientos heridos y el rencor debilitan el matrimonio, y cada vez les cuesta más perdonar. Sin embargo, cuando se perdonan sin reparos, como hace Jehová, se unen cada vez más (Miq. 7:18, 19). El amor verdadero “no lleva cuenta del daño [o de las ofensas]” (1 Cor. 13:5). ¿Qué podemos hacer si nos cuesta perdonar? Algo que nos ayudará es tener una actitud positiva. Fijémonos en las cosas buenas del otro y felicitémoslo por ellas (Col. 3:15). Como resultado, tendremos paz mental, estaremos más unidos y Jehová nos bendecirá (Rom. 14:19). w15 15/1 3:11-13

lunes, 15 de agosto de 2016


Vístanse de los tiernos cariños de la compasión (Col. 3:12).
“Los tiernos cariños de la compasión” forman parte de la nueva personalidad que todos los cristianos debemos cultivar (Col. 3:9, 10). ¿Cómo podemos ser más compasivos? Una manera es abriendo nuestro corazón de par en par (2 Cor. 6:11-13). Otra es escuchando con atención a quienes nos cuentan sus problemas (Sant. 1:19). Y preguntándonos: “Si yo estuviera en su lugar, ¿cómo me sentiría? ¿Qué necesitaría?” (1 Ped. 3:8). ¿Hay alguna hermana viuda en la congregación que necesita hacer una reparación en su casa? ¿Algún hermano mayor no tiene cómo llegar a las reuniones, o necesita ayuda para ir a predicar o a una cita médica? Hasta el más pequeño de los detalles puede significar mucho para nuestros hermanos (1 Juan 3:17, 18). Pero la mayor muestra de compasión es enseñar el mensaje de la Biblia a otras personas. Es lo mejor que podemos hacer por ellas. w15 15/2 1:14, 15

domingo, 14 de agosto de 2016

Lunes 15 de agosto
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo. Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes (Mat. 13:44, 45).
Jesús usó estas dos parábolas para mostrar que hay varias maneras de descubrir la verdad. Algunas personas la buscan usando todo lo que está a su alcance. Otras la encuentran aunque no la estén buscando; quizás alguien les habla de ella. De cualquier modo, en ambas parábolas, cada hombre reconoció el valor de lo que había hallado y estuvo dispuesto a hacer enormes sacrificios para no perderlo. ¿Cómo nos ayudan estas dos parábolas? (Mat. 6:19-21.) Pregúntese: “¿Tengo la misma actitud de aquellos dos hombres que mencionó Jesús? ¿Atesoro la verdad como ellos? ¿Estoy dispuesto a hacer sacrificios para no perderla, o permito que otros asuntos me distraigan?” (Mat. 6:22-24, 33; Luc. 5:27, 28; Filip. 3:8). La alegría que sentimos por haber hallado la verdad fortalecerá nuestra determinación de ponerla en primer lugar en nuestra vida. w14 15/12 1:16-18

Si no tiene lo suficiente para una oveja, entonces tiene que tomar dos tórtolas o dos pichones (Lev. 12:8).
La Ley que se le dio a Moisés estipulaba que los israelitas ofrecieran sacrificios (Lev. 9:1-4, 15-21). Dichos sacrificios no podían tener defectos, pues apuntaban al sacrificio perfecto de Jesús. Además, cada uno tenía que hacerse de una manera concreta. Por ejemplo, Levítico 12:6 explica lo que debía hacer una mujer después de dar a luz: “Al cumplirse los días de su purificación por hijo o por hija, traerá un carnero joven en su primer año para una ofrenda quemada y un pichón o una tórtola para una ofrenda por el pecado, a la entrada de la tienda de reunión, al sacerdote”. Aunque las instrucciones eran muy específicas, la Ley deja claro que Jehová es un Dios razonable y amoroso, como lo demuestra el texto de hoy. Aunque fuera pobre, Jehová amaba y valoraba a esa madre igual que a la que podía ofrecer un animal más costoso. w14 15/11 3:11

sábado, 13 de agosto de 2016


Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella (Gén. 3:15).
¿Hasta qué punto llegaría esa enemistad? Jehová dijo que la descendencia de la mujer aplastaría “la cabeza” de Satanás y que este heriría “el talón” de la descendencia de la mujer. La enemistad entre Satanás y la mujer sería tan intensa que él trataría a toda costa de aniquilar a la descendencia de ella. No es de extrañar que el salmista clamara a Dios: “¡Mira!, tus mismos enemigos están en alboroto; y los mismos que te odian intensamente han levantado la cabeza. Contra tu pueblo astutamente continúan su habla confidencial; y conspiran contra aquellos a quienes ocultas. Han dicho: ‘Vengan y [destruyámoslos] para que no sean nación’” (Sal. 83:2-4). La meta de Satanás era contaminar y destruir la línea de antepasados de la descendencia. Con el objetivo de proteger a esa descendencia y garantizar que el Reino lograra sus fines, Jehová estableció acuerdos legales. w14 15/10 2:1, 2

miércoles, 10 de agosto de 2016

En estas mismas cosas los ángeles desean mirar con cuidado (1 Ped. 1:12).
Jehová podría haber hecho que los ángeles escribieran la Biblia. Al fin y al cabo, ellos se interesan mucho por nosotros y por lo que hacemos. No hay duda de que podrían haber escrito el mensaje de Dios para la humanidad. Pero ¿habrían visto las cosas desde un punto de vista humano? ¿Habrían podido reflejar bien nuestros sentimientos, necesidades y debilidades? No, y Jehová lo sabía. Por eso decidió que fueran hombres quienes escribieran la Biblia, y así la hizo más cercana a nosotros. Nos resulta fácil entender lo que pensaron y cómo se sintieron los escritores bíblicos y las personas de las que hablaron. Podemos comprender muy bien sus desengaños, dudas, miedos e imperfecciones, así como alegrarnos con sus alegrías y triunfos. Al igual que el profeta Elías, todos los que escribieron la Biblia tenían “sentimientos semejantes a los nuestros” (Sant. 5:17). w14 15/8 3:12

martes, 9 de agosto de 2016

El espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios (Hech. 20:28).
Es importante que agradezcamos la labor que hacen los pastores de la congregación. Jehová quiere lo mejor para nosotros y por eso nos ha dado a los ancianos. Estos hombres son “como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada” (Is. 32:1, 2). ¡Cuánto se agradece un refugio en medio de una tempestad o la sombra de un peñasco en un día de sol abrasador! Estas comparaciones nos permiten ver cómo los ancianos nos ayudan y animan en sentido espiritual cuando pasamos por problemas. Si obedecemos a estas “dádivas en [la forma de] hombres”, demostraremos nuestro aprecio por ellos y nuestro amor por Dios y por Cristo, el Cabeza de la congregación (Efes. 4:8; 5:23; Heb. 13:17). w14 15/6 1:19

sábado, 6 de agosto de 2016


Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible (Heb. 11:27).
El faraón era un poderoso gobernante, un dios para los egipcios. Imagine cómo se sintió Moisés cuando Jehová le dijo: “Déjame enviarte a Faraón, y saca tú de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel” (Éx. 3:10). Moisés obedeció, proclamó el mensaje divino y provocó la ira del faraón. Después de que nueve plagas golpearon el país, este le advirtió: “No trates de volver a ver mi rostro, porque en el día que veas mi rostro morirás” (Éx. 10:28). Antes de salir de su presencia, Moisés profetizó que el primogénito del rey moriría (Éx. 11:4-8). Finalmente, mandó a las familias israelitas que degollaran una cabra o un carnero —animal sagrado para los devotos del dios Ra— y salpicaran con su sangre la entrada de sus casas (Éx. 12:5-7). Moisés no le tuvo miedo a faraón. ¿Por qué? La respuesta está en las palabras del texto de hoy. w14 15/4 2:1, 2

Den gracias a Jehová, porque él es bueno (Sal. 106:1).

A lo largo de la historia, las bendiciones de Jehová le han causado gran alegría a su pueblo. Por ejemplo, cuando los israelitas fueron liberados del faraón y su ejército en el mar Rojo, se sintieron tan felices que entonaron canciones de alabanza y gratitud (Éx. 15:1-21). Hoy, los siervos de Jehová valoramos muchísimo nuestra esperanza de ser liberados de toda tristeza y dolor (Sal. 37:9-11; Is. 25:8; 33:24). Imaginemos cómo nos sentiremos cuando Jehová destruya a todos sus enemigos y nos reciba en un nuevo mundo de paz y justicia. ¡Entonces sí que tendremos razones para estar agradecidos! (Rev. 20:1-3;21:3, 4.) Pero, pase lo que pase mientras tanto, sabemos que Jehová nunca nos abandonará (Deut. 31:8; Sal. 9:9, 10). Él seguirá dándonos todo lo que necesitemos para serle fieles. Por lo tanto, meditemos con aprecio en todas nuestras bendiciones y sigamos la exhortación del texto del día. w15 15/1 1:14, 15