Sábado 30 de enero
Mira hacia arriba, por favor, a los cielos, y cuenta las estrellas, si es que se te hace posible. Así llegará a ser tu descendencia (Gén. 15:5).
¡Qué animador! Jehová no había olvidado a Abrahán. Cada vez que este hombre fiel mirara a los cielos estrellados, se acordaría de la promesa de Dios. Y, cuando llegó el momento, tuvo ese hijo tan esperado (Gén. 21:1, 2). Igual que Abrahán, nosotros estamos a la espera de que se cumplan las promesas de Jehová (2 Ped. 3:13). Si no tenemos la mente puesta en las cosas de arriba, esa espera se nos puede hacer eterna y tal vez aflojemos el paso en nuestro servicio a Jehová. ¿Hizo usted algún sacrificio en el pasado para servir de precursor o para hacer más por Jehová de algún otro modo? Si es así, ¡bien hecho! Pero ¿y ahora? Recuerde que Abrahán siguió sirviendo a Jehová con la mente puesta en “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos”, es decir, pensando en las bendiciones que recibiría en el futuro (Heb. 11:10). “Ejerció fe en Jehová, y le fue contado por justicia.” (Rom. 4:3.) w14 15/10 4:8, 9
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