Sábado 23 de enero
Ciertamente fijaré mi rostro contra el alma que esté comiendo la sangre, y verdaderamente la cortaré de entre su pueblo (Lev. 17:10).
Jehová les prohibió a los israelitas comer “cualquier clase de sangre”, y a los cristianos también se nos manda abstenernos de ella, ya sea humana o animal (Hech. 15:28, 29). Aun en situaciones en las que nuestra vida corra peligro, estamos resueltos a cumplir este mandato, sin importar cuánto nos presionen quienes no conocen a Jehová ni dan importancia a sus normas. A diferencia de ellos, nosotros amamos a Jehová y no queremos desobedecerle. Por nada del mundo quisiéramos que Jehová nos rechazara y nos sacara de su pueblo. Aunque sabemos que habrá quienes nos ridiculicen por no aceptar sangre, estamos decididos a obedecer (Jud. 17, 18). ¿Comprende por qué Jehová prohíbe comer “cualquier clase de sangre”? Para Dios, la sangre equivale a la vida, por eso es tan sagrada (Gén. 9:4). w14 15/11 2:10, 14
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