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viernes, 5 de septiembre de 2014

Sábado 6 de septiembre

Sábado 6 de septiembre
Jehová me mostró, y, ¡mire!, dos cestas de higos (Jer. 24:1).

Corría el año 617 antes de nuestra era; los habitantes de Judá estaban muy enfermos en sentido espiritual. Dios le informó a Jeremías en una visión lo que ocurriría más adelante y lo ilustró con dos clases de higos: los muy buenos y los muy malos (Jer. 24:1-3). Los malos representaban al rey Sedequías y a otras personas como él que sufrirían a manos de Nabucodonosor y sus ejércitos. ¿Qué pasaría con Ezequiel, Daniel y sus tres compañeros, que ya estaban en Babilonia? ¿Y qué hay de algunos judíos que pronto serían desterrados allí? Ellos eran como higos buenos. Con el tiempo, algunos regresarían para reconstruir Jerusalén. Y así pasó (Jer. 24:8-10; 25:11, 12; 29:10). Jehová dijo respecto a los israelitas simbolizados por los higos buenos: “Les daré un corazón para que me conozcan, que yo soy Jehová; y tendrán que llegar a ser mi pueblo” (Jer. 24:7). Estas son palabras muy animadoras. ¡Dios quiere darnos un corazón para que lo conozcamos! Aquí el corazón se relaciona con nuestra inclinación. Sin duda, queremos estar dispuestos a conocer a Dios y ser parte de su pueblo. w13 15/3 2:3, 4

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