Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera (Éx. 34:6).
La paciencia que Jehová le demostró a Israel tenía un límite, y la nación judía lo sobrepasó cuando rechazó y mató a Jesús (Mat. 23:37, 38). Los descendientes naturales de Israel dejaron de ser el pueblo del nombre de Dios. En su mayoría murieron espiritualmente, como un árbol marchito (Luc. 23:31). ¿Qué efecto tuvo esto en su actitud para con el nombre divino? La historia indica que, con el tiempo, los judíos llegaron a tener supersticiones respecto al nombre de Dios, hasta el punto de creer que no debían pronunciarlo (Éx. 20:7). Poco a poco dejaron de usarlo. A Jehová sin duda le dolió esa enorme falta de respeto (Sal. 78:40, 41). Está claro que el Dios “cuyo nombre es Celoso” no iba a permitir que su nombre siguiera vinculado a unas personas que, por haberlo rechazado, ya no contaban con su favor (Éx. 34:14). Esto debe grabar en nuestra mente la importancia de tratar con sumo respeto el nombre del Creador. w13 15/3 5:10, 11
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