Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo (1 Cor. 11:1).
Estamos muy agradecidos de que Cristo, por sus enseñanzas y hechos, nos revelara de buena gana cómo es su Padre. Podemos imitar a Jesús y revelar cómo es el Padre por nuestras palabras y hechos. Recordemos que muchas personas a las que predicamos no saben quién es Dios. Las enseñanzas falsas pueden haberles transmitido una imagen deformada de él. Pero nosotros podemos enseñarles lo que sabemos sobre el nombre de Dios, su propósito para la humanidad y su verdadera personalidad según se enseña en la Biblia. Por otro lado, es bueno conversar con nuestros hermanos sobre relatos bíblicos que revelan la personalidad de Dios de un modo que antes no habíamos notado. Así, ellos también se benefician. Además, podemos revelar al Padre esforzándonos para que nuestros hechos se asemejen a los de Jesús. Cuando otros ven que el amor de Cristo gobierna nuestros actos, se sienten atraídos tanto al Padre como al Hijo (Efes. 5:1, 2). Tenemos el gran honor de ayudar a la gente a ver la personalidad de Jehová reflejada en nuestras obras. w12 15/4 1:17-19
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