Tengan una buena conciencia, para que en el particular de que se hable contra ustedes queden avergonzados los que están hablando con menosprecio de su buena conducta (1 Ped. 3:16).
A veces quizá pueda lograr que alguien que lo ha ofendido llegue a apreciar los principios cristianos. El apóstol Pablo escribió: “‘Si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si tiene sed, dale algo de beber; porque haciendo esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza’. No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien” (Rom. 12:20, 21). La amabilidad puede ablandar las actitudes más hostiles y sacar a la luz lo mejor de las personas. Si usted es comprensivo y hasta compasivo con el ofensor, tal vez pueda ayudarlo a aprender las verdades bíblicas. Una respuesta apacible dará a la persona la oportunidad de reflexionar en lo bien que usted se portó con ella (1 Ped. 2:12). w12 15/11 5:13
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