Tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma (Sal. 94:19).
Jehová es compasivo con quienes sufren (Is. 49:13). Estudiar la Biblia nos ayuda a ver con más claridad cuánto se interesa por nosotros, y eso profundiza nuestro amor por él. También debemos orar regularmente. Eso nos acerca a Jehová, el “Oidor de la oración” (Sal. 65:2). Cuando vemos que contesta nuestras oraciones, nuestro amor por él aumenta. Por ejemplo, quizás en algún momento hayamos comprobado que nunca permite que seamos tentados más allá de lo que podemos soportar (1 Cor. 10:13). Tal vez en momentos de angustia le hemos suplicado que nos ayude y hemos sentido la incomparable “paz de Dios” (Filip. 4:6, 7). En ocasiones tal vez le hemos hecho una oración silenciosa, como la que hizo Nehemías, y luego nos hemos dado cuenta de que Jehová la respondió (Neh. 2:1-6). Así es: al “[perseverar] en la oración”, nuestro amor por Dios aumenta y nos sentimos más seguros de que nos ayudará cuando nos enfrentemos a pruebas de fe (Rom. 12:12). w14 15/6 1:15, 16
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