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martes, 12 de julio de 2016


Dense a conocer sus peticiones a Dios (Filip. 4:6).
Sheryl tenía apenas 13 años cuando el supertifón Haiyan arrasó con la región central de Filipinas a finales del 2013. Lo perdió prácticamente todo. Ella dijo: “Perdí mi casa y a casi toda mi familia”. Sus padres y tres de sus hermanos murieron a causa de la fuerte oleada. ¿Qué le ha permitido a Sheryl afrontar esta enorme tragedia sin amargarse? Tener una actitud agradecida y no perder de vista las cosas buenas que sí tiene. “Vi todo lo que el pueblo de Jehová hizo para ayudarnos y animarnos —comentó—. Sabía que en todas partes había hermanos que oraban por mí.” Y agregó: “Doy gracias por tener a Jehová. Él siempre nos da lo que necesitamos”. Así es, tener presentes nuestras bendiciones impedirá que nos consuma el dolor. Un corazón agradecido nos ayuda a seguir adelante a pesar de las pruebas que se presenten (Efes. 5:20). w15 15/1 1:13

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