Abriré mi boca con ilustraciones (Mat. 13:35).
Hay quien cree que Dios ha puesto al Diablo a cargo de un infierno para que torture a la gente. A alguien que piensa así podríamos decirle: “Suponga que su hijo se vuelve muy rebelde y hace muchas cosas malas. ¿Qué haría usted?”. Quizás el padre diga que trataría de corregirlo (Prov. 22:15). Pero ¿qué haría si su hijo rechazara todos sus esfuerzos? Lo más seguro es que diga que no le quedaría más remedio que castigarlo. Después podríamos preguntarle: “¿Y si se enterara de que alguien muy malo ha influido en él para que se vuelva rebelde?”. Sin duda, el padre dirá que se enojaría mucho con esa persona. Para aclarar la lección, podríamos decir: “Entonces, sabiendo que esa es la persona que ha descarriado a su hijo, ¿le pediría precisamente a ella que castigara a su hijo por usted?”. Por supuesto, la respuesta será que no. ¡Está claro, pues, que Dios no usaría a Satanás para castigar a las personas a las que Satanás mismo ha descarriado! w14 15/5 1:12, 14
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