Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo
dejado enteramente, ni a su prole buscando pan (Sal. 37:25).
Jehová se complace especialmente en cubrir las necesidades de sus siervos. Muchos cristianos fieles lo han experimentado en su propio caso. Por ejemplo, algún tiempo atrás, una precursora llamada Nancy se vio en un apuro. Ella recuerda: “Necesitaba 66 dólares para pagar el alquiler al día siguiente y no sabía de dónde los iba a sacar. Le hablé de mi problema a Jehová y me fui a trabajar. Era camarera y no esperaba recibir muchas propinas aquella noche, pues ese día de la semana no solía venir mucha gente. Por eso me sorprendió ver tantos clientes. Al terminar mi turno, conté el dinero de las propinas: eran 66 dólares”. Nancy está convencida de que Jehová se encargó de que tuviera justo lo que necesitaba (Mat. 6:33). w13 15/6 2:6, 7
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