A diferencia de los otros espías, Josué y Caleb volvieron con un informe animador (Núm. 14:6-9). Demostraron una fe sobresaliente. Aun así, tuvieron que vagar cuarenta años por el desierto junto con los demás israelitas. ¿Se quejaron o amargaron pensando que aquello era injusto? Al contrario, confiaron en Jehová. Y él los bendijo por ello: mientras que toda una generación murió en el desierto, estos dos hombres fieles llegaron a entrar en la Tierra Prometida (Núm. 14:30). A nosotros también nos bendecirá Jehová “si no nos cansamos” de hacer su voluntad (Gál. 6:9; Heb. 6:10). Si se siente desanimado por los problemas, o por sus propias faltas o las de otras personas, ¿qué debería hacer? Piense en las maravillosas cualidades de Jehová y en la esperanza que él le ha dado. Y pregúntese: “¿Dónde estaría yo si no fuera por Jehová?”. Manténgase siempre a su lado y jamás se enoje con él en su corazón. w13 15/8 2:22, 23
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