Dios lo hizo cabeza sobre todas las cosas en cuanto a la congregación (Efes. 1:22).
Jesús, quien llegaría a ser Cabeza de la congregación cristiana, se encargó de que sus seguidores estuvieran bien alimentados espiritualmente cuando él ya no estuviera en la Tierra. Por ejemplo, unos dos años antes de morir, tomó una decisión importante. Seleccionó a los primeros de aquellos pocos mediante los cuales alimentaría más tarde a los muchos. Veamos lo que ocurrió. Después de orar toda la noche, reunió a sus discípulos y eligió 12 apóstoles de entre ellos (Luc. 6:12-16). Por los siguientes dos años se apegó de un modo especial a los apóstoles, enseñándoles con sus palabras y su ejemplo. Sabía que tenían mucho que aprender; de hecho, se les siguió llamando “discípulos” (Mat. 11:1; 20:17). Les dio valiosos consejos y una buena preparación para el ministerio (Mat. 10:1-42; 20:20-23; Luc. 8:1; 9:52-55). Obviamente, los estaba capacitando para desempeñar un papel clave cuando él muriera y regresara al cielo. w13 15/7 3:5, 6
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