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domingo, 29 de marzo de 2015


Lunes 30 de marzo

Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo (Mat. 16:24).

Cuando Jesús estuvo en la Tierra, dejó un ejemplo perfecto de lo que significa sacrificarse por otros. Renunció a sus deseos y comodidades a fin de cumplir la voluntad de Dios (Juan 5:30). Y al seguir fiel hasta su muerte en el madero, demostró que su espíritu de sacrificio no tenía límites (Filip. 2:8). Como seguidores de Jesús, podemos imitar su espíritu de sacrificio siendo altruistas y estando dispuestos a renunciar a nuestra propia conveniencia con tal de ayudar a otros. Podríamos decir que es lo opuesto a ser egoístas. Ser altruistas nos ayuda a poner nuestros sentimientos y preferencias en segundo plano (Filip. 2:3, 4). Jesús enseñó que el altruismo es una parte esencial de nuestro servicio a Dios. ¿Por qué? Porque lo que nos motiva a sacrificarnos por los demás es el amor cristiano. Y ese amor es la marca distintiva de los verdaderos seguidores de Jesús (Juan 13:34, 35). w14 15/3 1:1, 2

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