Contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado (Rom. 7:23).
Todos sabemos que tomar una buena decisión es una cosa y mantenerse fiel a ella es otra muy distinta. Por ejemplo, muchos fumadores desean dejar el hábito, pero fracasan porque les falta motivación. Es preciso tener la determinación de llevar a cabo lo que se ha decidido. Hay quienes comparan nuestra fuerza de voluntad a un músculo. Cuanto más la hacemos trabajar, más fuerte se vuelve. Si rara vez la ejercitamos, se debilitará o decaerá. ¿Qué puede ayudarnos a cultivar o fortalecer nuestra voluntad para mantenernos fieles a lo que hemos decidido y llevarlo a cabo? Recurrir a Jehová (Filip. 2:13). Pablo sabía esto por experiencia propia. Él mismo exclamó: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” (Rom. 7:18, 24, 25). Y también escribió: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filip. 4:13). w13 15/9 4:13, 14
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