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domingo, 1 de marzo de 2015

Domingo 1 de marzo

 
Ezequías siguió adhiriéndose a Jehová. Continuó guardando
sus mandamientos (2 Rey. 18:6).
 
Cuando el rey asirio Senaquerib invadió Judá y amenazó con destronar al rey Ezequías, Jehová intervino enviando un ángel. En una sola noche, ese ángel destruyó “a todo hombre valiente [y] poderoso” del ejército asirio, de modo que Senaquerib se vio obligado a regresar humillado a su casa (2 Crón. 32:21; 2 Rey. 19:35). ¿Por qué luchó Dios a favor del rey Ezequías? Porque este “siguió adhiriéndose a Jehová” y cumplió sus mandamientos. Otro rey que obedeció los mandatos de Jehová fue Josías. Ya a la tierna edad de ocho años “procedió a hacer lo que era recto a los ojos de Jehová [...]; y no se desvió a la derecha ni a la izquierda” (2 Crón. 34:1, 2). Demostró su confianza en Dios eliminando los ídolos y restaurando la adoración verdadera. Y como resultado, Jehová no solo lo bendijo a él, sino a toda la nación (2 Crón. 34:31-33). w13 15/9 1:5, 6

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