Sábado 19 de marzo
Aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón (Mat. 11:29).
Mientras estuvo en la Tierra, el Hijo de Dios demostró con su manera de hablar y de actuar que era una persona humilde. Jesús no intentaba llamar la atención y siempre le atribuía toda la gloria a su Padre (Mar. 10:17, 18; Juan 7:16). No despreciaba a sus seguidores ni los hacía sentir inferiores. Más bien, les hablaba con respeto y dignidad, los felicitaba por las cosas buenas que hacían y les aseguraba que confiaba en ellos (Luc. 22:31, 32; Juan 1:47). Jesús siempre fue obediente (Filip. 2:5-8). A diferencia de las personas arrogantes que odiaban tener que obedecer a otros, Jesús cumplió humildemente con la voluntad de Dios y fue “obediente hasta la muerte”. No cabe duda de que Jesús, el Hijo del hombre, era “humilde de corazón”. w15 15/2 1:7
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