Miércoles 9 de marzo
Serán testigos de mí hasta la parte más distante de la tierra (Hech. 1:8).
Desde que comenzó su ministerio, Jesús remarcó la importancia de proclamar las buenas nuevas del Reino. Eligió a 12 discípulos para que empezaran una obra que llegaría a todo el planeta, y luego capacitó a otros 70 (Luc. 6:13; 10:1). Los preparó para que llevaran las buenas nuevas a otros. Primero debían predicar a los judíos, pero después vino una sorpresa: también tendrían que predicar a personas de otras naciones. ¡Qué cambio para los seguidores judíos de Jesús! El apóstol Pedro fue enviado a casa de Cornelio, un hombre no judío. Allí Pedro reconoció que Dios es imparcial. Entonces mandó que Cornelio y los suyos fueran bautizados (Hech. 10:9-48). A partir de ese momento, el territorio de predicación pasó a ser el mundo entero; personas de todas las naciones podrían oír la verdad y aceptarla. w14 15/9 1:5, 6
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