Si alguno, por motivo de conciencia para con Dios, sobrelleva cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada (1 Ped. 2:19).
Por su deseo de agradar a Jehová, la mayoría de los cristianos solteros eligen cónyuge entre sus hermanos bautizados. Pero incluso así, la situación puede dar un giro inesperado. En raras ocasiones, un cónyuge pudiera desarrollar graves problemas psicológicos o ser expulsado. ¿Qué debería hacer un cristiano si pareciera que sus lazos conyugales van a romperse sin remedio? Usted pudiera preguntarse: “¿Debo seguir intentando salvar mi matrimonio pase lo que pase?”. Nadie puede ni debe tomar esa decisión por usted. Sin embargo, aunque los lazos maritales se estén debilitando, hay buenas razones para no tirar la toalla. Jehová valora muchísimo a quienes por causa de su conciencia soportan vientos de tempestad en su matrimonio (1 Ped. 2:20). Mediante su Palabra y su espíritu, ayuda al cristiano que se esfuerza de corazón por fortalecer un vínculo conyugal debilitado. w12 15/5 2:10, 11
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