La ciudad [Jerusalén] realmente será tomada (Zac. 14:2).
“La ciudad” corresponde al Reino mesiánico de Dios. Sus representantes en la Tierra son sus “ciudadanos”, es decir, los cristianos ungidos que aún no han ascendido al cielo (Filip. 3:20). Durante la Primera Guerra Mundial, los siervos de Dios eran inferiores en número y fueron blanco de mentiras, opresión y violencia. Pero sus enemigos no pudieron acabar con la religión verdadera, pues hubo cristianos ungidos que permanecieron fieles. Estos fueron “los restantes del pueblo” que se negaron a ser “cortados de la ciudad”. Las naciones seguirían atacando tanto a los cristianos ungidos como a sus leales compañeros, quienes esperan vivir para siempre en la Tierra (Rev. 12:17). Recordemos, por ejemplo, que el pueblo de Dios fue perseguido cruelmente durante la Segunda Guerra Mundial. El historial de lealtad de los ungidos anima a los siervos de Jehová de la actualidad a aguantar cualquier prueba, incluso el rechazo y la burla de familiares no Testigos o de compañeros de trabajo o escuela (1 Ped. 1:6, 7). w13 15/2 3:4-7
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