Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias (Mat. 15:19).
Un hermano con un corazón insensible podría cometer adulterio o fornicación, y si no se arrepintiera, podría perder para siempre el favor divino. Pero incluso un cristiano que no ha cometido tales pecados podría estar alimentando un mal deseo en su corazón (Mat. 5:27, 28). Ahí es donde un buen autoexamen puede ser de mucha ayuda. Si lo lleváramos a cabo, ¿encontraríamos algún sentimiento impropio hacia alguien del sexo opuesto, algún anhelo secreto que Dios no aprobaría y que deberíamos arrancar? ¿Y qué hay de aquel que no ha llegado a cometer un asesinato pero deja que el rencor crezca en su interior hasta el punto de odiar a un hermano en la fe? (Lev. 19:17.) ¿Luchará por desarraigar esos sentimientos que podrían endurecerle el corazón? (Mat. 5:21, 22.) w13 15/3 2:13, 14