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martes, 22 de diciembre de 2015

Martes 22 de diciembre
Él está guardando todos los huesos de aquél; ni siquiera uno de ellos ha sido quebrado (Sal. 34:20).

Al preparar el cordero para celebrar la Pascua, los israelitas no debían quebrarle ningún hueso (Éx. 12:46; Núm. 9:11, 12). ¿Qué tiene que ver esto con Jesús, “el Cordero de Dios”, que vino a dar su vida para rescatarnos? (Juan 1:29.) Él fue colgado en un madero con un criminal a cada lado. Los judíos le pidieron a Pilato que a los tres se les rompieran las piernas para acelerar su muerte y evitar que estuvieran colgados hasta el día 15 de nisán, que era un sábado por partida doble. Los soldados se lo hicieron a los dos criminales, “pero al venir a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas” (Juan 19:31-34). Eso se correspondió con lo que se hacía con el cordero pascual; así que, en ese sentido, aquel cordero fue “una sombra” de las cosas que iban a ocurrir el 14 de nisán del año 33 (Heb. 10:1). Además, aquellos sucesos cumplieron las palabras del texto de hoy, lo cual fortalece nuestra confianza en las profecías bíblicas. w13 15/12 3:19

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