Lunes 28 de diciembre
Como el barro en la mano del alfarero, así son ustedes en mi mano, oh casa de Israel (Jer. 18:6).
¿Qué sucede si los seres humanos se niegan tercamente a que el Gran Alfarero los moldee? Cuando un pedazo de arcilla no se puede usar para el fin previsto, quizás tenga que ser transformado en otro tipo de vasija o ser desechado. Esto suele deberse a que el artesano no lo trabajó bien. No obstante, tal cosa nunca sucede con nuestro Alfarero (Deut. 32:4). Cuando una persona no cede a sus esfuerzos por moldearla, la culpa siempre es de ella. Jehová ejerce su autoridad sobre los hombres tratándolos según se dejen moldear o no. Los que son dóciles son moldeados de un modo provechoso. Por ejemplo, los cristianos ungidos son “vasos de misericordia” que han sido convertidos en “vaso[s] para uso honroso”. En cambio, los que insisten en oponerse a Dios acaban siendo “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción” (Rom. 9:19-23). w13 15/6 4:3, 5
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