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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Jueves 24 de diciembre
Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera (Juan 17:5).

Aquella noche tan especial, Jesús habla con sus discípulos hasta muy tarde, revelándoles información muy valiosa acerca de Dios. Entonces mira al cielo y ora: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu hijo, para que tu hijo te glorifique a ti, como le has dado autoridad sobre toda carne” (Juan 17:1, 2). ¿Notó en estas primeras frases de su oración, en el capítulo 17 de Juan, qué era lo más importante para Jesús? Ante todo quería que su Padre celestial recibiera la gloria que le corresponde. Esta solicitud se parece mucho a la primera del padrenuestro: “Padre, santificado sea tu nombre” (Luc. 11:2). En segundo lugar, Jesús pensó en sus discípulos; quería poder darles “vida eterna”. Luego hizo una petición personal, usando las palabras del texto de hoy. ¿Cómo respondió Jehová? Dándole a su fiel Hijo mucho más de lo que le había pedido: “un nombre más admirable que el de [los ángeles]” (Heb. 1:4). w13 15/10 4:4, 5

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