Desde las profundidades te he invocado, oh Jehová. Oh Jehová, de veras oye mi voz. Resulten atentos tus oídos a la voz de mis súplicas (Sal. 130:1, 2).
Algunos jóvenes comienzan a salir con alguien cuando aún no están preparados para afrontar las obligaciones maritales. Hay quienes encuentran un candidato en Internet y se lanzan apresuradamente a lo que después resulta ser un matrimonio muy desdichado. Y otros cometen un pecado grave durante el noviazgo y luego se casan, pero quizás den inicio a su vida de casados sin sentir mucho respeto el uno por el otro. Algunos cristianos desobedecen el mandato de casarse “solo en el Señor” y sufren las consecuencias de vivir en un hogar dividido en sentido religioso (1 Cor. 7:39). Si ese es su caso, pida el perdón y la ayuda de Dios. Él no libra de los efectos de errores pasados, pero sí que da fuerzas a los arrepentidos para que sobrelleven las dificultades. Esfuércese de corazón por complacerlo ahora y siempre, y “el gozo de Jehová [será] su plaza fuerte” (Neh. 8:10). w12 15/5 2:3, 4
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