Viernes 29 de abril
Al estar bajo prueba, que nadie diga: “Dios me somete a prueba” (Sant. 1:13).
Es natural impacientarse cuando una situación difícil parece no tener fin. Imagínese que va conduciendo por una autopista y queda atrapado en un atasco. Si busca otra ruta, quizás acabe perdiéndose y tardando aún más en llegar a su destino. Muchas veces es mejor tener paciencia y no desviarse. De manera parecida, si se queda en el camino que le indica la Palabra de Dios, él le ayudará a aguantar y llegar a la meta. Jehová tal vez permita algunas situaciones para educarnos y pulirnos (1 Ped. 5:6-10). Pero recordemos que él jamás causa las pruebas. Nuestro “adversario, el Diablo”, tiene la culpa de la mayoría de los problemas. Ahora bien, Dios puede valerse de una situación difícil para ayudarnos a crecer espiritualmente. Él ve nuestro sufrimiento y, como nos quiere, solo permitirá que continúe “por un poco de tiempo”. ¿Agradece usted que Jehová lo vigile amorosamente en tiempos de dificultad? ¿Confía en que le dará una salida? (2 Cor. 4:7-9.) w14 15/4 5:15, 16
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