Sábado 23 de abril
Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes (Heb. 6:10).
Jehová valora los esfuerzos de quienes le sirven con toda el alma, sea que sus circunstancias les permitan hacer mucho o poco. En el siglo primero, Jesús comenzó una obra de predicación que se extendería por todo el mundo (Luc. 3:21-23; 4:14, 15, 43). Sus apóstoles siguieron dirigiéndola (Hech. 5:42; 6:7). Hubo cristianos que dejaron sus hogares para ser evangelizadores y misioneros. Felipe predicó en distintas partes de Palestina (Hech. 8:5, 40; 21:8). Pablo, por su parte, predicó en lugares más lejanos (Hech. 13:2-4; 14:26; 2 Cor. 1:19). Algunos, como Silvano (Silas), Marcos y Lucas, también escribieron libros de la Biblia o fueron secretarios de escritores bíblicos (1 Ped. 5:12). Y muchas hermanas apoyaron a estos hombres fieles (Hech. 18:26; Rom. 16:1, 2). Las Escrituras Griegas Cristianas están repletas de las emocionantes experiencias de estos cristianos, las cuales prueban que Jehová tiene muy presentes a sus siervos y los cuida. w14 15/9 5:1-3
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