Tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo (Gén. 3:5).
Al tentar a Eva, Satanás insinuó que Jehová la estaba privando de algo maravilloso. Le dijo que el día que probara el fruto del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” llegaría a ser “como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Gén. 2:17). Con estas palabras, le dio a entender que ella podía independizarse de Jehová. Al parecer, el orgullo la impulsó a creerse aquella mentira. Pensando que no moriría, Eva comió del fruto. ¡Qué equivocada estaba! A diferencia de Eva, ¡qué magnífico ejemplo de humildad nos dejó Jesús! En una de las tentaciones, Satanás le propuso que hiciera algo que impresionara a otros y pusiera a prueba a Jehová, pero Jesús sabía que aquello sería una clara muestra de orgullo. Por eso respondió sin rodeos: “Dicho está: ‘No debes poner a prueba a Jehová tu Dios’” (Luc. 4:9-12). w13 15/8 4:11, 12
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