Después de partir los panes, Jesús los distribuyó a los discípulos, y
los discípulos a su vez a las muchedumbres (Mat. 14:19).
Una muchedumbre de unos cinco mil hombres, además de mujeres y niños, ha seguido a Jesús y sus discípulos a un lugar solitario cerca de Betsaida. Jesús dice a sus discípulos: “Denles ustedes de comer”. Seguramente, estas palabras los confunden, pues las provisiones que tienen a mano son insignificantes: tan solo cinco panes y dos pescados pequeños. La compasión que Jesús siente lo impulsa a realizar un milagro, el único del que dejaron constancia los cuatro evangelistas (Mar. 6:35-44; Luc. 9:10-17; Juan 6:1-13). Tras ordenar a los discípulos que les pidan a todos que se recuesten en la hierba en grupos de 50 y 100, eleva una oración a Dios y empieza a partir el pan y los peces en trozos. Luego, en vez de darles la comida él mismo, se la distribuye “a los discípulos, y los discípulos a su vez a las muchedumbres”. Milagrosamente, todos tienen más que suficiente para comer. w13 15/7 3:1-3
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