Oh Oidor de la oración, a ti vendrá gente de toda carne (Sal. 65:2).
Aunque Jehová es el Creador del inmenso universo, nos asegura que no solo está dispuesto a escuchar y contestar nuestras oraciones, sino que lo está deseando (Sal. 145:18; Is. 30:18, 19). Podemos hablarle con calma en todo momento y lugar, y acercarnos a él con franqueza sabiendo que nunca nos lo echará en cara (Sant. 1:5). Su Palabra lo describe con términos humanos para indicar que desea que acudamos a él. Por ejemplo, David escribió que los ojos de Jehová están hacia nosotros y que su diestra nos tiene firmemente asidos (Sal. 34:15; 63:8). El profeta Isaías lo comparó a un pastor cuando dijo: “Con su brazo juntará los corderos; y en su seno los llevará” (Is. 40:11). Piense en ello. Jehová quiere que estemos tan cerca de él como un corderito acurrucado junto al pecho de su cariñoso pastor. ¡Qué Padre tan accesible! w13 15/6 1:4
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