Él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo (Sal. 103:14).
Si somos padres, ¿podríamos imitar el ejemplo de Jehová, tal vez escuchando las peticiones de nuestros hijos y, cuando sea apropiado, accediendo a sus deseos? Puede que los padres descubran que cuando tienen en cuenta las ideas de sus hijos al fijar las normas de la casa, ellos se sienten más inclinados a comprender las razones de tales reglas y obedecerlas. Por otra parte, los ancianos de las congregaciones se esfuerzan por imitar el espíritu razonable de Jehová al tomar en cuenta las circunstancias de sus hermanos cristianos. Recordemos que él valoró hasta los sacrificios de los israelitas más pobres. En nuestros tiempos, algunos hermanos pueden hacer muy poco en el ministerio, quizás debido a la mala salud o la edad. Si se sienten desanimados por ese motivo, los animará que los ancianos les aseguren que Jehová los ama por darle lo máximo dentro de sus posibilidades (Mar. 12:41-44). w13 15/6 2:16, 18, 19
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