Cuando los hombres estén diciendo: “¡Paz y seguridad!”, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente (1 Tes. 5:3).
Hasta la fecha, ninguna proclamación de paz ha constituido el cumplimiento de la profecía de 1 Tesalonicenses 5:3. ¿Por qué no? Porque la predicha “destrucción repentina” todavía no ha ocurrido. ¿Quién hará esta trascendental declaración de “paz y seguridad”? ¿Qué papel tendrán los líderes de la cristiandad y otras religiones? ¿Cómo se implicarán los dirigentes de las diversas naciones en esta proclamación? No lo sabemos, las Escrituras no lo dicen. Lo que sí sabemos es que, sin importar cómo se efectúe o lo convincente que pueda parecer, esa proclamación no será más que un engaño. Este viejo sistema seguirá controlado por Satanás. Está podrido hasta la médula y así continuará. Por eso, sería muy triste que cualquiera de nosotros se dejara llevar por la propaganda satánica y violara su neutralidad cristiana. En consecuencia, “quedémonos despiertos y mantengamos nuestro juicio” (1 Tes. 5:6). w13 15/11 2:9, 11, 12
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