Con tu consejo me guiarás (Sal. 73:24).
Cuando el rey David cometió adulterio con Bat-seba, sus acciones lo perjudicaron a él y a otras personas. A pesar de que era el rey, Jehová no se retuvo de disciplinarlo con firmeza, sino que envió a su profeta Natán con un mensaje severo (2 Sam. 12:1-12). ¿Cómo reaccionó David? Se sintió desolado y se arrepintió de corazón, y por esa razón Dios lo trató con misericordia (2 Sam. 12:13). Por otro lado, su predecesor, el rey Saúl, no aceptó de buen grado los consejos (1 Sam. 15:1-3, 7-9, 12). No ablandó su corazón para que lo moldeara el Gran Alfarero (Is. 64:8). Más bien, se justificó por dejar vivo ganado que debía eliminar, diciendo que podía ofrecerse en sacrificio. En consecuencia, fue rechazado como rey por el Dios verdadero y nunca recuperó su buena relación con él (1 Sam. 15:13-15, 20-23). w13 15/6 4:3, 6, 7
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