Toda Escritura es provechosa para rectificar las cosas (2 Tim. 3:16).
¿Cómo podemos demostrar paciencia y bondad a la hora de “rectificar las cosas”? Suponga que un matrimonio le pide ayuda a un anciano cristiano para poner fin a sus frecuentes riñas. ¿Qué hará el anciano? Sin tomar partido, puede razonar con ellos sobre algunos principios bíblicos, tal vez los mencionados en el capítulo 3 del libro El secreto de la felicidad familiar. Mientras el anciano dirige la conversación, cada uno de los cónyuges puede pensar en los principios que debería aplicar a mayor grado. Posteriormente, el anciano podría preguntarles cómo van las cosas y ofrecerles más ayuda si es preciso. Con la misma paciencia y bondad podemos animar a quienes están preocupados por su salud, desalentados por haber perdido su empleo o confundidos en cuanto a alguna enseñanza bíblica. En efecto, emplear la Palabra de Dios para “rectificar las cosas” nos trae grandes beneficios a los siervos de Jehová. w13 15/4 2:13, 14, 16
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