Martes 20 de septiembre
¡Basta! Ahora, oh Jehová, quítame el alma, porque no soy mejor que mis antepasados (1 Rey. 19:4).
¿Cómo reaccionó Jehová cuando miró desde el cielo y vio a su fiel profeta Elías tan desesperado? ¿Lo rechazó por perder el valor y deprimirse? ¡Claro que no! Más bien, tuvo en cuenta sus limitaciones y le envió un ángel. Este lo animó dos veces a comer para que el viaje que tenía por delante no fuera “demasiado para [él]” (1 Rey. 19:5-8). Como vemos, antes de darle instrucción alguna, Jehová lo escuchó y tomó medidas prácticas para sostenerlo. ¿Cómo podemos imitar a nuestro amoroso Dios? No debemos apresurarnos a dar consejos (Prov. 18:13). Es mejor que primero nos tomemos el tiempo necesario para escuchar con comprensión a quienes piensan que son “menos honorables”, o valen menos, debido a sus circunstancias (1 Cor. 12:23). Eso nos permitirá saber cuáles son sus verdaderas necesidades y entonces ayudarlos. w14 15/6 3:14-16
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