Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado (Luc. 4:43).
Jesús dijo estas palabras cuando comenzó su ministerio terrestre. Por tres años y medio, predicar fue su principal actividad. Y a sus discípulos les dio instrucciones de hacer lo mismo: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’” (Mat. 10:7). Después de resucitar, Jesús profetizó que sus seguidores llevarían ese mensaje “hasta la parte más distante de la tierra” (Hech. 1:8). Y les prometió que él seguiría apoyando personalmente esta importantísima labor hasta el fin de este sistema (Mat. 28:19, 20). Para 1919, las “buenas nuevas del reino” habían cobrado un nuevo significado (Mat. 24:14). El Rey estaba gobernando en los cielos y había reunido en la Tierra a un pequeño grupo de súbditos a los que ya había purificado. Este grupo obedeció con entusiasmo sus instrucciones: predicar por toda la Tierra las buenas nuevas del Reino ya establecido en los cielos (Hech. 10:42). w14 15/1 2:7, 8
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