Abrahán vino a ser llamado “amigo de Jehová” (Sant. 2:23).
Jehová se refirió al patriarca y antepasado de los israelitas como “Abrahán, mi amigo” (Is. 41:8). En 2 Crónicas 20:7 también se llama a Abrahán amigo de Dios. ¿Por qué pudo aquel hombre fiel disfrutar de una amistad duradera con su Creador? Por su fe en él (Gén. 15:6; Sant. 2:21-23). Al igual que Abrahán, cuanto más conozca usted a Jehová, más fuerte será su fe en él y más profundo el amor que le tiene. Recuerde el momento en que descubrió que Dios es alguien real con quien puede cultivar una relación estrecha. Cuando supo que Dios entregó a Jesús por nosotros y puso fe en ese sacrificio, comenzó a cultivar una amistad con él. Al mirar atrás, hacemos bien en preguntarnos: “¿Es cada vez más estrecha mi amistad con Dios? ¿Confío en él con todas mis fuerzas? ¿Aumenta cada día el amor que le tengo?”. w14 15/2 4:3-6
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