Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y a los que tienen autoridad sobre ellas se les llama Benefactores. Ustedes, sin embargo, no han de ser así (Luc. 22:25, 26).
Debido a la imperfección, a algunas ovejas de Dios quizás les cueste entender lo que él espera de ellas. Tal vez no sigan algún consejo bíblico o hagan algo que revele falta de madurez espiritual. ¿Qué deben hacer los ancianos en esos casos? Imitar la paciencia que Jesús tuvo con sus discípulos cada vez que discutían sobre quién de ellos sería el mayor en el Reino: en lugar de perder la calma, Jesús siguió enseñándoles y aconsejándoles que fueran humildes (Luc. 9:46-48). Y al lavarles los pies, les demostró lo que significa la humildad, cualidad que todo superintendente cristiano debe tener (Juan 13:12-15; 1 Ped. 2:21). w13 15/11 5:8
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