eoc

eoc

martes, 18 de agosto de 2015

Miércoles 19 de agosto

Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación (Prov. 12:18).

Tenemos que “[animarnos] unos a otros, y tanto más al contemplar [...] que el día se acerca” (Heb. 10:25). Animar a nuestros hermanos implica motivarlos a seguir sirviendo a Dios. Incitarnos al amor y a las buenas obras puede compararse a avivar las llamas de un fuego que está a punto de apagarse, y animar a los hermanos es como echarle leña para que siga ardiendo o cobre más fuerza. Quienes están abatidos en la congregación necesitan que los fortalezcamos y consolemos. Hablémosles con cariño y suavidad. Además, hay que ser “presto en cuanto a oír” y “lento en cuanto a hablar” (Sant. 1:19). Si escuchamos a nuestros hermanos con atención y nos ponemos en su lugar, seremos capaces de entender por qué están desanimados y así podremos decirles algo que los ayude. w13 15/8 3:13
http://wol.jw.org/es/wol/mp/r4/lp-s/w13/2013/1200

No hay comentarios:

Publicar un comentario